Rene Almanza

Nace en la ciudad de Monterrey Nuevo León en 1979. Egresado de la Facultad de Artes Visuales de la UANL. Comenzó su trabajo en las artes visuales durante su adolescencia; primero en el historietismo, fanzines undergrownd y periódicos de Monterrey. Posteriormente en medios impresos realizando carteles, principalmente. En el 2000 ingreso al grupo Reforma (periódico El Norte Mty. Reforma de la ciudad de México, Mural de Guadalajara, y Palabra de Saltillo) en el departamento de ilustración del área de editoriales, ilustrando artículos periodísticos diversos. Tuvo a su cargo las ilustraciones de las secciones culturales del periódico El Norte por dos años, donde, por su trabajo, recibió 6 premios en Ilustración editorial otorgados por la SND ( Society for the news paper design) con sede en Nueva York, que se encarga de premiar cada año lo mas destacado a nivel internacional en las áreas de diseño, fotografía e ilustración editorial. Después de tres años con el grupo Reforma, se integró al proyecto editorial “Shinseken” en Tokyo, Japón, que recogía historias de folklor de todo el mundo para ser condensadas en una colección de libros ilustrados que se publico en 5 idiomas. Al finalizar el proyecto se traslado a Oaxaca.

Es miembro fundador de la Galería Arte Cocodrilo, y el taller de gráfica Pata de Perro, espacios independientes que se dedican a la difusión de las artes visuales emergentes en esta localidad. Actualmente trabaja en otro proyecto editorial con la casa editorial Sirpus, (Barcelona España), en conjunto con lingüistas del Colegio de México, una serie de libros bilingües ilustrados, de historias de los pueblos Zapotecas de Oaxaca. Su obra forma parte de numerosas colecciones privadas en México, EU, Argentina, Chile, Canada, Francia, España, Suiza, Alemania, Italia, Holanda, Marruecos, Australia, Japón, Bangladesh, China y Vietnam.


Explicando a Rene Almanza
Por Alfonso Guevara

Tengo ya algunos años de conocer a René y de tener la oportunidad de contar con su amistad. Para mi fortuna él siempre ha creído en mí y ha tenido la cortesía de convidarme en algunos proyectos. Esta vez me encomendó hacerle un texto para su catálogo reciente, no es la primera ocasión en que le ayudo escribiendo algo, la última vez fue una hoja de sala para la exposición “Quien salva al arte salva al mundo”. Sin embargo, esta vez me llevó más tiempo determinar el camino a tomar para describir a René y a su obra. En principio pensaba escribir sobre sus últimas piezas, esas manchas de pintura que emulan ser dibujos monocromáticos; para lo cual tuve la intención de consultar a un docente valenciano – bastante desconocido por cierto – llamado Facundo Tomás; “Escrito Pintado” fue mi primera opción, sin embargo al jalar las copias engargoladas salió otra obra del mismo autor: “Formas artísticas y sociedad de masas”, me puse a hojearlo y casi de forma mágica – acúsenos de poseer pensamiento mágico, científicos europeos – encontré una manera de explicar a mi amigo.

Desde que conozco a René, siempre ha mantenido un espíritu comunitario, en un pequeño departamento que rentaba en el centro de Monterrey, fundó un taller de ilustración - Juego Visual - con el que le daba servicio a algunas publicaciones locales, en dicho lugar se compartía de todo: desde el refresco, las sobras de una pizza, hasta la cama, ya que ahí eventualmente pernoctaban algunos de los integrantes de dicho taller. Leía ávidamente cualquier cantidad de literatura socialista, conocía bien la obra de Marx y leyó también algunas biografías – obliga- toria la de El Che –, al punto de que, a manera de broma en serio, le regalé el “Manual básico del miliciano de tropas territoriales”, traído directamente desde La Habana, pues para ese entonces – finales de 2003 – ya contábamos los días en que partiera con rumbos oaxaqueños y sus amigos queríamos que se fuera bien preparado para su aventura. Después, este trotamundos – nombrado así por su señora madre – continuó compartiendo el pan, la sal y hasta su computadora personal, con sus colegas de los talleres de gráfica en los que participó; hasta que logró conformar su propio espacio: La Galería Arte Cocodrilo, proyecto en el que muchos otros hemos sido invitados. Ahora bien, ¿Qué tiene que ver esto con la obra de René Almanza? El quehacer profesional de René ha estado ligado al público masivo, ya sea como ilustrador para un periódico o revista, como también dibujante para libros infantiles. Facundo Tomás (2001) revisa puntualmente los postulados que ideólogos socialistas – en especial del británico William Morris – recogidas en cartas y conferencias de finales del siglo XIX. Morris fue quizás el primero en distinguir entre dos tipos de arte: el intelectual y el decorativo. Facundo Tomás, por su parte los retoma actualmente como una dicotomía entre la estética de los mass media en contraparte del deseo aristocratizante de las minorías residuales. Esto es evidente en las sociedades posindustriales – por no usar el sempiterno adjetivo de contemporáneas – ya que los creadores no son sólo resultado de rancias herencias aristocráticas; ahora más que nunca, aquellos dedicados a las artes también surgen de los barrios, de las clases populares – por no decir medias ó trabajadoras –, y su formación tiene más que ver con la televisión y la internet, que con apreciar el arte clásico. Precisamente ahí es donde entra mi amigo, quien durante su juventud tuvo una fuerte influencia en la revista Heavy Metal, publi- cación surgida a principios de los 80’s y que ha difundido trabajos de importantes artistas como H.R. Giger o Milo Manara.

Esto no significa que no tenga una formación académica, y que además de sus estudios universitarios, se haya dado a la tarea de hacer una extensa investigación sobre los estilos y técnicas del dibujo – necesaria aclaración para no arriesgar la amistad. De esta forma, René Almanza es el resultado de una extraña y singular mezcla: por una parte, tiene una gran vocación social – que le ha llevado incluso a realizar obras escultóricas de forma gratuita en comunidades de la sierra oaxaqueña –; creció en una ciudad industrial norteña de valores corporativos – que quizás por comparación le ayudó a lo primero –; y además posee una gran curiosidad por explorar los límites del dibujo, pero sin caer en – válgame el neologismo, ya que mi procesador de textos no reconoce esta palabra – la sobreintelectualización de la producción visual. René no busca complicarle la vida al espectador, al contrario, quiere que sus piezas sean apreciadas por el mayor número de personas posible; introduciéndolos en un juego lúdico en el que la línea es el actor principal; esa línea que siempre resulta fácil de entender y que frecuentemente resulta menospreciada por algunos artistas. Es así, que sus piezas poseen esa chispa, ese ingrediente necesario para que articule suficientemente bien lo estético con lo discursivo, puesto que aún y cuando algunas sean solamente ilustraciones para cuentos, esos dibujos tienen ese algo que nos hiere, que nos sobrecoge y que nos hace que permanezcamos ante ellos por un largo rato.


"Vilem Flusser indica que el gesto en la obra plástica es un momento de autoanálisis, de conciencia de sí mismo, en el que se entrelaza el tener significado con el dar significado: “El cuadro que ha de llevarse a cabo se anticipa en el gesto y el cuadro realizado viene a ser el gesto vivo, fijo, materializado”. Los elementos y eventos que componen las piezas de René Almanza parecen haber estado ahí de antemano, aguardando tras los bordes del cuadro o del papel, espe rando un atisbo que les dote de luz, que les descubra y les saque a escena. Un reduccionismo formal hace que todo se vincule, una línea contínua realiza todos los trazos, los alarga, los engrosa, los convierte en un ritual o un enigma, les dota del pulsar expresivo de la vida desde el gesto que se acerca al zen hasta el rostro mas definido. Se vuelve casi monocromo. Es la escencia de cada personaje. A partir de muchos rostros y perfiles, un par de demonios, hombres que se desvanecen en el aire y de otros mas que se desplazan apurados, observamos el evento de lo fortuito; una síntesis de lo cotidiano o lo anecdotario; un ejercicio de dibujo del natural llevado a cabo a partir de sucesos personales. Es por esto que la obra de René no se conforma con ser observada. Esta toma conciencia y nos confronta, nos reta, nos devuelve siempre la mirada."

Francisco Benítez 2007